Ella sopló una gota de espesa tempera,
Y esa gota que se expande a lo largo de la calle,
El sol le saca vapor al cemento,
Y el suelo arde en las rodillas.
Pero es un arder inocente,
El cemento no tiene maldad,
Es un compañero bruto
Que no mide su fuerza.
Se levantó de prisa,
Pero casi a modo de resorte invertido,
Se puso en cuchillas.
Tomó con su mano izquierda
Uno de los cuatro desprolijos gajos
De lo que había sido en apariencia
Una naranja perfecta y redonda
Dejando las otras tres partes balancearse
Sobre un amistoso plato de madera.
Llagas y papilas gustativas
Se dilataban y contraían al mismo tiempo
Entre tanto estímulo pensó
Que el otoño es primavera en reversa.
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